Judit vuelve a ponerse las gafas de debatir, nuevamente de balonmano. Hoy precisamente sobre el desprecio que recibe el balonmano femenino. Desde hace tiempo no paro de leer o oír cosas como “el balonmano femenino es peor que el masculino”, “el balonmano femenino no es balonmano” o “el balonmano femenino y el masculino son deportes diferentes”, expresiones de este tipo, que seguramente lector tú también has oído.
Yo misma en retransmisiones de partidos de balonmano he llegado a decir que me gusta más el balonmano masculino, pero no porque sea distinto o no sea lo mismo, sino simplemente porque por mi forma de jugar o por mis gustos el ritmo de juego va más conmigo.
Te puede gustar más o menos pero señores el balonmano es BA-LON-MA-NO. Obviamente hay desigualdades entre un partido de hombres y uno de mujeres, pero eso no lo hace peor a ninguno de los dos encuentros. Simplemente son pequeñas “diferencias” y – permítanme que diga– en la diferencia está la originalidad. El balonmano femenino es más embarullado, más físico en ese sentido. Es un balonmano ágil, difícil de arbitrar, elegante y a la vez duro, muy duro defensivamente. Es un balonmano de oportunidades. Por su parte, el balonmano masculino es más técnico, más fuerte, más del cuerpo a cuerpo, pero también más lento. Es el mismo deporte con pequeños cambios, que no lo hacen distinto, ni diferente, sino más bello.
Una canción es bella independientemente de su ritmo, la puedes tocar rápido o lentamente pero se seguirá escuchando hermosa. Eso mismo sucede con nuestro deporte, puede jugarse de una manera u otra pero, bajo las mismas reglas y con el mismo objetivo, seguirá siendo el mismo.
Los primeros en despreciarlo somos nosotros. Dura afirmación, pero a la vez cierta. En la Comunidad de Madrid – desconozco la situación del resto de comunidades– los partidos femeninos, incluso en su máxima categoria, cuentan con un solo árbitro, mientras que los masculinos (de categorías inferiores a la citada) se mandan a dos colegiados ¿La razón? La desconozco a día de hoy ¿Hemos puesto alguna solución? No ¿Hemos tomados medidas? Tampoco, pero seguiremos quejándonos de este desprecio –ya sabéis así funcionamos los españoles–.
Los siguientes en despreciar el balonmano femenino son algunas jugadoras, que de una manera u otra no saben apoyarse entre ellas o a ellas mismas, no saben promocionar sus partidos , ni conseguir patrocinadores – esos que tanto cuestan– y, la gran mayoría de ellas, no fomentan en su entorno la asistencia a sus partidos. También el público masculino juega un importante papel en esto, muchos de ellos van a los partidos femeninos para ver culos. Si así es, si eres padre o madre o hermano/a o pareja y estás leyendo esto que sepas que muchos de esos chicos desconocidos que hay en la grada van a ver el culo de tu hija, hermana o novia.
¡Jugadoras de balonmano! desde aquí os hago llegar mi mayor deseo: dejad de enseñar cachete y haced que vayan a ver balonmano femenino por su calidad, por su pasión y su compañerismo y no por ver otras cosas, para eso hay otras “actividades”. Bien es verdad, que hay ciertas equiparaciones, especialmente en el balonmano playa, que están contribuyendo a vender más carne que juego.
Los terceros culpables, y no por ello menos responsables, son los clubes. Desde hace tiempo los clubes han cuidado más a las canteras masculinas. Siempre les ha importado que hubiese más chicos que chicas, que jugasen mejor los chicos – en las chicas para que molestarse–. Y según se va avanzando de categoría esto queda aún más reflejado, si hay cualquier tipo de patrocinio o colaboración irá destinada a los chicos mayores y será serigrafiada en sus camisetas. Sin embargo, si el aporte económico lo consigue cualquier equipo femenino se distribuirá la ayuda entre todo el club ¿Triste verdad?
Queridos directivos de clubes grabaos a fuego que esos chicos y chicas están ahí para disfrutar, y que todos se merecen las mismas posibilidades, que seguramente la mayoría de ellos no lleguen a nada como profesionales de balonmano, así que por favor dejad de ver un género cuando observáis a vuestros jugadores y comenzad a ver un núcleo sin más. Buscad debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades a las que se enfrenta vuestro club y olvidaos de tonterías, como si es chico o chica el jugador que tengo delante, porque no es más que eso… un jugador.
Cuartos implicados en el desprecio del balonmano femenino: la publicidad, el marketing y la cultura de nuestro entorno. El marketing y la publicidad vienen haciendo desde hace tiempo más mal que bien. Detalles pequeños que se van sumando y que van dando pinceladas de diferencia donde no las hay. Un ejemplo claro han sido los regalos entregados en los Happy Meal o Diver King, que durante todos estos años han hecho distinciones entre el regalo para el sexo femenino y el masculino. Promoción de McDonald’s de Septiembre de 2014, juguetes de “Monster High” para las niñas y “Beyblade (Shogun Steel)” para los niños:
Parece una tontería, pero en realidad es muy importante ya que a través de este tipo de cosas es como estas grandes empresas llegan al público, y se lo ganan. Un público que por desgracia no analiza el mensaje que se les está enviando. También la cultura favorece a este tipo de video comerciales, pero aún es peor la cultura impartida en el hogar, sobre todo aquellas que forjan en los niños mentalidades prehistóricas a través de frases como “juegas como un niña”, “nenaza” o “mira que llorón, parece una nena” usando estas expresiones como una ofensa – como si los sentimientos fuesen solo cosa de mujeres–.
Cada vez que alguno de ustedes piense que el balonmano por ser de un sexo u otro no es balonmano, recapacite su opinión. Porque no solo es injusta, es dolorosa, sexista y, sobre todo, desagradable para los que amamos este deporte de verdad.